que supiera decirlo.
Jugábamos a Chaplin y yo no sabía
cómo ella lo nombraba.
Otra vez, malaya sean las despedidas
mientras pago las facturas.
Adiós me dijo de lunas y lunares,
tan segura que no habría después.
Así se llama el juego de besar tus labios,
mirar tus ojos y acariciar tu pelo.
Lo que daría hoy por jugar a Chaplin
colgarme de tu cadera y no encontrar el fin.
RUBéN
No hay comentarios:
Publicar un comentario