domingo, 25 de diciembre de 2011

De entre mil batallas.

Obligado por mí mismo a evitar el error
explota dentro de mí una guerra civil,
para dejar de ser el tapete de tus pies,
llegue al limite, se acabo el juguete.

Las consecuencias se asomaran
del letal enfrentamiento, será como
el toque de queda, mi rostro, mi cuerpo,
darán los pormenores de la supresión.

No consiento más los márgenes y las líneas
negándome a mirar atrás con el llanto
y la sangre derramada por esta guerra
haré que valga la pena cada gota de ellas.

Firme, con las cicatrices de la batalla,
no pediré clemencia, ni milagros
a la Iglesia o a la ciencia que brilla por su ausencia,
nadie me pisara dos veces.








RUBéN

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