camine engañado pensando otra cosa
y fue que mire el reflejo del horror,
una ficción lejos de la simple realidad.
Entro una luz en lo obscuro de la vanidad,
se acabo el hedonismo que escupe mil mentiras,
camine engañado pensando otra cosa
y pudo haber sido mejor así.
Andando por allí, una simple espina basto
para que mi alma se corriera,
tal cual como una media de seda, delgada y
terminara desgarrada, sin cura, sin remedio.
Físicamente estoy por estar, estoy con lo que queda,
no me detuve aun sabiendo del daño
que traía por dentro y quise aparentar el alma de acero
que triste lamento debo ya por pagar.
RUBéN
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