tampoco eran de hiel, ni hipócritas.
Ahora que te veo a distancia,
alejándote de mí, es un sabor amargo,
seco como los vientos de febrero
el que me impregna el paladar.
Si mis caricias no fueron
el río de soldados inundando tu cuerpo,
tampoco fueron ladrones del oportunismo.
Y en mis manos ahora siento
la ausencia del tacto, aprendiendo a mirarte
tan sólo de lejos, tomando tu camino.
Si mis palabras fueron otro idioma,
nunca fueron burla, ni menos precio,
sino supé decir te quiero con besos y caricias.
Ya hoy que a distancia estamos
la burla es para mí, con palabras de consuelo
y risas en el espejo, como vil payaso.
RUBéN
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