se ha salido la tempestad de la calma
y el día se vuelve pesado.
Parese tierra de nadie, fuera de lo normal
con la injusticia desbordada
el día después de la calma del aburrido reloj.
Pensando que ya acacbe el día
ha llegado la noche pero la tragedía no se ha guardado
y sigue haciendo de las suyas.
Que día, que noche, pero si no es fácil
guardar la tragedia en la calma
o al ruido dentro del silencio.
Vaya día, vaya noche, que por favor acabe ya
sino ambos acabaran conmigo
guardado hasta ver la bandera blanca, me rindo, me entrego.
RUBéN
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