Llego pateando la puerta y entro hasta la cocina,
hacia un rato que no platicaba con María Juana
y en tanto cruce palabras del gusto que me dio volverle a ver
salimos a pasear a la cima de la montaña,
para alcanzar unas nubes y unas vacas que volaban sobre mi cabeza.
*
Después de ese paseo tan grato nos sentamos para pedir la gran cena,
pues el largo paseo nos dio mucha hambre,
nos despedimos como siempre, con ese gusto de volver a vernos de vez en vez
y platicar hasta no parar quedar con la boca seca,
lista para tomar un buen trago de felicidad,
reir y reir como es costumbre entre María Juana y yo
se fue así como llego, a su manera, pateando la puerta y sin decir adios sino hasta luego.
*
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Martes 11 de Noviembre de 2008 4:17pm
RUBéN
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