jueves, 12 de noviembre de 2015

Carta al viento.

A la velocidad del pensamiento,
el silencio que ensordece,
y las palabras que enmudecen,
poder del miedo que desato mi imaginación.

Viento mírame que no miento
en un lugar del nunca, de hoy o mañana,
a la velocidad del pensamiento
desnudo estoy entre los que van vestidos.

Enmudecido me cuesta ser uno más
cuando mi pensamiento es tan veloz
mi boca se atiborra de palabras
y en convulsión pierdo mi voz.



P.D. Soledad, por favor cierra la ventana.



RUBéN

Descripción actual.

Al refugio, al último rincón de mi reino
el rincón cuatro por cuatro
que sabe de mi llanto, donde cada pared
me ha visto quebrarme como cristal de pena y dolor.

El rincón que me mira quedarme estático
en la confusión de crueles sentimientos claroscuros,
el rincón que miro ahogándome pared por pared,
mientras que el humo es denso  mis rodillas tocan mis oídos.

Pareciera el sitio más seguro y es el pequeño lugar
desde donde millones de pensamientos llevan
al borde de abismos y quimeras,
donde viceversa juega con mi mente un rato.

En el último rincón de mi reino
hay calma de olas tranquilas y hay un huracán
que arranca mi piel y me deja escalofríos de miedo
y es ahí cuando quiebro como cristal en llanto.

Siendo  parte de mi reino la tristeza y la amargura,
es donde puedo hacer mi refugio mi quirófano
en el vaivén de las ideas toma sentido a ver entrado
al último rincón de mi reino despojado y sin armadura.

Escenario, quirófano, abismo y viceversa
todo dentro del cuatro por cuatro
y refugio de mi vil conciencia con la esperanza de
que la hostilidad pase pronto en una fecha de la memoria.



RUBéN