donde reposa el tiempo,
en el terreno limpio de la imaginación,
en donde la hoja inmaculada
llevara tu nombre.
De mi cuerpo, de mi mente,
un exorcismo de mi mismo
del demonio que tengo en mi
con quien lucho día y noche.
No más que con uñas y dientes
no más que nada,
ninguna armadura sobre mi cuerpo,
solo yo contra mi mismo.
Ahora es la hora de despojarme,
de arrancarme con coraje
de enfrentarme aun sea yo mismo
quien salga perdiendo en la lucha.
RUBéN
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