Hace unas horas ya
los ladridos de un perro pastor alemán
me han despertado sobre el pasto en un jardín,
a lado de el perro, su dueño con la mirada atónita
de verme ahí desnudo
a tan tempranas horas de la mañana.
Le he dado razón con una mentira
diciéndole que en la noche fui robado de mis bienes
y mis ropas, que en realidad no sabia
cómo había llegado al jardín de su propiedad.
Haciendo así que por fin el perro dejara de ladrar un poco
y él me regalase algo para poder salir vestido
de aquel lugar.
Hace unas horas ya
que ha transcurrido el día
y aun tengo en mis oídos el eco de aquellos ladridos
y la voz que preguntaba cómo y cuando.
Pobre suerte de ellos, no sé cuando puedan
servirme otra vez de otra manera.
RUBéN
martes, 4 de agosto de 2009
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