miércoles, 29 de junio de 2011

Yo prefiero a Joaquín Sabina.

Que sea un domingo entre semana,


que caiga la lluvia noche y día


y que nunca te encuentre en el mar de luces.




Porque yo prefiero a Joaquín Sabina,


con las "Mentiras piadosas" y "Pastillas para no soñar"


cuando sin fuerza ni voluntad la confusión


me deja quieto a las horas de la noche.



RUBéN

miércoles, 15 de junio de 2011

Las Estampas.

Jugar a las estampas era echar volados con monedas y el que ganaba tenía derecho de escoger las que le faltaban para completar su álbum. La frase mientras se mostraban las estampas eran: Ya, ya, ya, hasta llegar una que faltara y decir no. Los albumes podían ser de cualquier tema, de cuentos, series de televisión o bien uno que otro de la historia de México. Ese aún lo conservo.



RUBéN

El reloj digital.

Los primeros relojes digitales que había eran color aluminio, con la pantalla color vino y para ver los números o la hora era necesario apretar uno de los dos únicos botones que traía en un costado. No recuerdo la marca, si así fuera citizen o casio para mi niñez era lo más fantástico que había de ese tiempo.


RUBéN

La Televisión.

A las afueras de una tienda en un pueblo del interior de la república, se reunía desde la tarde hasta la noche, en que el dueño cerraba las puertas de madera, casi después del noticiero de Jacobo Zabludovsky. La televisión se veía en blanco y negro.



RUBéN

miércoles, 8 de junio de 2011

La manzana de aquel cuento.

Que tonto, por un momento sentí como si hubiera
comido de la manzana envenenada de aquel cuento.
¿Qué será que me pasa?, porque me siento extraño,
si siempre lo he sabido que mi estrella no es de este mundo.
Que las cosas que no me son fáciles son las que más apreciaré
al alcanzarlas y de esta vida nada me llevaré.
¿No sé qué quiero alcanzar? Si entonces los círculos que se cierran
terminan vacíos y otros se abren para lo mismo.
Que tonto, por un momento mi equilibrio me hizo escuchar
la piedra que cae en el pozo profundo y hace eco deteniendo el tiempo.
Que tonto, pues pensé por un instante que regresaba por el túnel
del tiempo al mismo instante en el que tan efebo todo me era indiferente.
Que tonto, que hoy me siento tan extraño de pensar y no querer saber
de nadie, con una dicotomía en mi mismo por lo contrario de la calma.
Que tonto, que hoy yo mismo este pasando horas de desdén,
todo y por pensar que todo va a estar bien que nada malo pasará.



RUBéN